martes, 20 de abril de 2010

Inodoro: El Mueble Que Cambió La Historia

SEGUNDA PARTE


Por: Michael Negrete Cruz

La aparición triunfal

Si bien es cierto que la creación de los inodoros vino de mano de un hombre, la demanda para su aparición – a pesar de que nadie lo pueda constatar – debió de provenir de parte del sector femenino, pues ellas históricamente son las que se han encargado de la limpieza en casa, y las que en esa horrenda fase oscurantista se encargaban de lavar esas mal olorosas bacinicas que usaban todos los integrantes de la familia, amén de que por estar cerradas automáticamente distintos a los varones, exigen de mayores y más cómodas facilidades a la hora que la naturaleza llama.


Así pues, la invención del más rudimentario de los inodoros fue en 1589 por el inglés John Harrington, quien lo bautizó como water closet o w.c. por sus siglas en inglés. Este sistema incluía el mecanismo de descarga de agua accionado por una manilla y un tanque de almacenamiento, el cual – cosa curiosa – podía servir al mismo tiempo como pecera para decorar la habitación. De ahí a la fecha los cambios del sistema de desagüe y estética fueron tan variados como la creatividad humana llega de lejos, pues quienes comenzaron a fabricarlos y comercializarlos de forma masiva eran quienes hacían las vajillas de porcelana de la época.




Paradójicamente y contrario a su mala fama, en 1668 el gobierno parisino fue el primero que ordenó la implementación de estos dispositivos en las casas, mientras que en Londres la medida se tomó hasta el año 1848.


La era digital… en su baño
Ya metidos en la cuestión de que el sumirnos en un “estado contemplativo” implica buena parte de nuestra vida pues – según mis cálculos es algo así como 380 días a razón de 20 minutos diarios viviendo 75 años -, a través del tiempo no la hemos ingeniado para mejorar sustancialmente estos muebles, no sólo en cuanto a estética sino en funcionamiento. Por ello, la era digital ha traído consigo inodoros inteligentes que tienen funciones automáticas y por control remoto, por ejemplo: por medio de un sensor de rayos infrarrojos suben o bajan la tapa al acercarse – alejarse, calienta el asiento, con un chorro de agua limpian y luego secan con aire cálido las áreas nobles del usuario, además de desodorizar instantáneamente el ambiente; eso sin olvidar a los que cuentan con la posibilidad de hacer estudios de orina útiles para diabéticos.

Así que no cabe duda, si hay un invento que ha cambiado por completo la vida de las sociedades, ese es nada más y nada menos que su maravilloso sanitario.

lunes, 12 de abril de 2010

Por: Michael Negrete Cruz


PRIMERA PARTE



¿Puede imaginar su hogar sin inodoro al menos un día? ¿No, verdad? Y es que estamos tan habituados a este mueble que su existencia no es cuestionada por nadie y su indiscutible necesidad nos ha llevado, paradójicamente, a olvidar lo esencial que es para todos; tal vez ésta es la razón por la que durante mucho tiempo, tan útil aparato albergado en la sala de baño, ha quedado marginado a ser – junto con la habitación misma – un invento de segunda.

Afortunadamente las cosas han cambiado y cada día su importancia e interés va en aumento, por lo que si su inodoro cuenta con las últimas tendencias en diseño y tecnología, no será nada extraño que la próxima vez que tenga visita en casa, lo que más envidien de ella no sea el cuarto de estar, el comedor o la sala de juegos, sino su flamante y funcional inodoro con tecnología digital en una confortable y relajante sala de baño. Así con el afán de hacer justicia a este “sagrado” invento, hacemos un homenaje al también conocido como w.c., le diremos acerca de sus orígenes y evolución a través de los tiempos, y de cómo han transformado su vida, la mía y la de todos.


Entre más lejos, mejor.


Fue cosa de que los humanos nos volviéramos sedentarios para que de inmediato se buscara solución a disponer nuestros desechos lo más distante que se pudiese; así que alrededor del año 2500 A.C., en la India, se construyeron canales y complejos sistemas de drenaje alimentados por corrientes de agua que iban a parar al río más cercano o bien a una creación fundamental: las letrinas. También existen hallazgos que en Creta, al año 2000 A.C. tuvieron el antecedente del inodoro con cisterna alimentada por un canal que al jalar la palanca, accionaba una descarga de agua.

Este gran invento siguió propagándose en tiempo y espacio hasta que alcanzó su grado máximo de sofisticación en tiempos de los egipcios y griegos, quienes convirtieron a los baños en un lugar no sólo de aseo, sino de reunión y convite social; donde se congregaba lo mismo para tratar trivialidades, que para hacer presentaciones en sociedad, filosofar, discutir nuevas campañas bélicas o en busca de recreo. Se sabe que estos lugares gozaban de gran lujo y refinamiento y eran lo más cercano a los spas actuales, por ello concurría solo lo más selecto de la sociedad.


En el México precolombino es conocido mediante crónicas de los conquistadores, que los baños eran un elemento fundamental en la vida diaria y los desechos orgánicos se comerciaban como abono para las zonas chinamperas agrícolas de la gran Tenochtitlán dado su alto potencial como fertilizante. Aquí también el grado civilizado hizo coincidir que los baños fueran fastuosos; los más conocidos se ubicaron en los cerros de Chapultepec y el famoso “Peñón de los baños” – en la zona que ocupa el actual aeropuerto capitalino -, donde sus aguas termales eran apreciadas no sólo por tal efecto, si no que se les atribuían propiedades curativas. Moctezuma, el gobernante azteca, acudía diariamente, entre otras cosas, a bañarse a las prodigiosas aguas del “Cerro del Chapulín”.

En Europa, la llegada de la edad media y su gran oscurantismo nos llevó a un gran retroceso histórico, pues los inodoros y baños prácticamente desaparecieron y con ello se volvió al uso de bacinicas y condiciones de higiene deplorables que permanecieron vigentes hasta le término de esta época histórica; donde se recuerda que también los desechos corporales eran vendidos como abono, y aquellos provenientes de la nobleza se cotizaban a mejor precio debido a que estos guardaban mejor dieta que el habitante común, claro está...